<Versión 0.8>
Escrito a lápiz
Usted pensará que malgasto mi tiempo.

12 julio 2006

Esa bandera me suena


Se prohibe la utilización en la bandera de España de cualesquiera símbolos o siglas de partidos políticos, sindicatos, asociaciones o entidades privadas.

Artículo octavo de la Ley 39/1981, de 28 de octubre, por la que se regula el uso de la bandera de España y el de otras banderas y enseñas.

01 julio 2006

Alemania, además de fútbol, política

¿Leyeron el pasado domingo el artículo en El País de Antony Beevor? Hoy, leyendo el primer editorial del mismo periódico lo he recordado, en su artículo Beevor (olvidando esas terribles últimas líneas de topicazos de la región) lamentaba hace una semana la fractura de España y su incapacidad para, en sus diarias diatribas, partir de algo que no fueran las dos españas de la Guerra Civil de 1936. Hoy El País editorializa sobre la reforma de la Ley Fundamental alemana aprobada ayer por la Bundestag con amplia mayoría y el acuerdo entre el CDU (Unión Demócrata Cristiana) y el SPD (Partido Socialdemócrata Alemán), los partidos de mayor representación en la cámara. Se aprueba con la oposición de liberales, verdes e izquierda poscomunista, que no parecen pocos incluso sabiendo que representan al 9.9%, 8,3% y 8,8% respectivamente. Así y todo, ésta suele ser la tónica habitual en las reformas que vertebran los Estados: los grupos mayoritarios que tienen el poder acuerdan reformas que ante todo no acaben con el poder que tienen. Un arte en el que los españoles fuimos maestros y como en casi todo lo que tiene que ver con nosotros, no es una práctica de la que estemos orgullosos (seguramente porque no da muy buena imagen aquello de ‘a las minorías que les den, que el pastel lo repartimos nosotros’). Puede que un alemán tampoco se sienta hoy orgulloso de su nuevo pacto constitucional (no olvidemos por eso que su pasado pacto no es, de hecho, suyo). Quién sabe, quizá los alemanes han vivido los últimos meses en una continua crisis política provocada por la falta de política de sus políticos. Un contexto en el que cada mañana alguien vaticine la fractura del estado. Pero esto parece poco probable, son alemanes, no españoles, y pese a lo mezquino han hecho lo que había que hacer: los dos partidos mayoritarios representantes de las posturas ideológicas más moderadas y centristas (por mucha ‘democracia cristiana’ y ‘socialdemocracia’ que se llamen), han pactado una reforma que molesta principalmente a los reformistas y respaldada por los partidos ‘de gobierno’. Vamos, lo normal (lo normal visto desde fuera, sin entender tres palabras de alemán o una de derecho constitucional). De verdad sí parece ponderado que los cambios deben ser más lentos de lo deseable, que no agraden a puros de uno u otro bando y que sólo los híbridos terminen por sentirse cómodos. Es lo más cercano al empate y lo más alejado de la guerra y sus soluciones, ya sean dos Alemanias, dos coreas o dos Españas. Consiste en no discutir por la película del sábado noche y terminar viendo una que no sea ni tu favorita ni la mía. Y si lo consigues, podrás conseguir que el Estado de los länder alemanes y los länder del Estado alemán pacten una reforma en la que no se sabe quién gana y quién pierde más. Los alemanes han entendido a la perfección que eso de perder y ganar es una cosa de Mundiales.

Entonces recuerdas a Beevor (o a Marín gobernando un patio de colegio) y caes en la cuenta de que en este Estado la presión no la ejercen los extremos. No son las minorías las que influyen para marcar una tendencia en la mayoría general, no son éstas las que se quejan amargamente porque lo que era su propuesta se ha desvirtuado con las modificaciones que la mayoría se ha encargado de aplicarle. En este país nuestro nos falta una minoría de derechas (no nacionalista) a la derecha de la centro-derecha española. Con suerte eso solucionaba la paradoja de la tajante oposición a la acción de gobierno que lleva a cabo la oposición mayoritaria en el Congreso, el Partido Popular, gobernante en la mitad de los ayuntamientos, diputaciones y gobiernos autonómicos; que se opone sin embargo, no a la decisión acordada con el Gobierno del Estado, sino directametne a la posibilidad de acordar cualquier decisión contribuyendo notablemente a la ingobernabilidad y la continua sensación de crisis. Algo poco político digamos. Además es triste, el propio periódico El País escribe el editorial de hoy aquejado de melancolía, añorando aquella infancia en que un texto elegante aunque poco concreto, era sin embargo suficiente para gobernar un Estado fruto de la tumba del Dictador. Mientras Alemania firma que la II Guerra Mundial ya no es su pasado inmediato, aquí cada día anunciamos una II Guerra Civil. Suerte que los incivilizados eran los bárbaros.

Lo que España necesita ahora es un pacto de recuerdo, no de olvido, pero debe enfocar la memoria de un modo completamente distinto: uno que evite los fantasmas propagandísticos del pasado que se alimentan a sí mismos.

España debe levantar el manto de silencio. Antony Beevor, El País 25-06-2006

[Dispensen el mal uso de los enlaces, se me terminaron mezclando las ideas]


This page is powered by Blogger. Isn't yours?

__________________

Basado en la plantilla HERBERT de Jason Sutter ofrecida por Blogspot. Desde aquí mis disculpas al autor y todo visitante con un mínimo gusto por el código elegante, el diseño y preocupado por los estándares Web (W3C).