14 junio 2006
Desamores político-mediáticos
El veto de que disfruta Gallardón es fruto de la entrevista del 6 de septiembre de 2004 (se la dejo aquí, porque la COPE parece haberla perdido en el ciberespacio). Aunque la entrevista fue muy dura desde el principio, el mayor problema vino con la lectura de las opiniones de los oyentes. Para muestra un botón: "Este señor que se vaya con los titiriteros, que se vaya con la SER. Ha sido traidor con Aznar, sigue siendo traidor con Rajoy”. Gallardón se sintió engañado y lo dijo: “Me extrañaría mucho que no hubiese habido una llamada en un sentido contrario”, Fede entendió que le llamaba manipulador a él y a su colaboradora Mercedes Aranda (oh! por dios) y se lió una bonita trifulca de quince minutos que uno de los comentaristas terminó calificando de incómoda y estimó que se habían rebasado las reglas de la cortesía. Así y todo, la despedida fue un “tendremos que repetirla” de Gallardón y un “le llamo” de FJL. Pero nunca se repitió. Y el alcalde, acostumbrado a acudir cada dos meses a defenderse de todos los improperios que Losantos le obsequiaba, se quedó sin juguete mientras Losantos le seguía llamando lacayo de Polanco. Todo esto debió pesarle demasiado al alcalde de Madrid, que seguramente recordó con especial virulencia el trato que Losantos le dispensaba desde las ondas durante la pugna por la presidencia del PP en Madrid tras la salida al senado de Pío García Escudero. Con brillante meticulosidad horaria, llegando a los informativos pero fuera del alcance de la opinión en los periódicos, a las 20.30h anunciaba que presentaría una querella criminal por injurias contra Jiménez Losantos.
El viernes 9 a las siete de la mañana, el paradigma del liberalismo español arremetía con todas sus fuerzas contra el alcalde y le acusaba de querer cubrirse las espaldas acusándole de cualquier incidente que pudiera suceder durante la manifestación. Manifestó (parafraseando su propio artículo en El Mundo) la necesidad de instaurar un ‘alcaldímetro’ que midiera ‘el grado de rojo’ del alcalde cada mañana.
El sábado 10 Losantos llamó al orden a sus chicos y exigió un trato exquisito para el edil durante la concentración. Parece que FJL le tiene miedo a una denuncia que, de verse respaldada con agresiones y resuelta a favor del político, facilitaría el camino a muchas otras. Una manifestación en la que Alberto Ruiz Gallardón se vio arropado por Mariano Rajoy, quizá solidario escuchando retumbar en sus oídos la chirriante voz de Losantos llamándole continuamente maricomplejines y tratándolo con total condescendencia.
A la mañana siguiente supo maquillarlo favorablemente: “Tuve que hacer de tripas corazón y en vez de dejar que los oyentes de la COPE lo pusieran en su sitio, es decir que lo pusieran verde, para evitar que nos monte un numerito victimista a lo Bono, pedir tanto el sábado en la retransmisión de la manifestación como en un artículo en Libertad Digital que no se les ocurra tocarlo”. Condescendiente para Rajoy, burlesco con Gallardón, acusando al Gobierno; nada nuevo bajo el sol. Lo mejor vino en la tertulia donde Losantos invitó públicamente a Gallardón al programa (se avecinaba el momento radiofónico del año) siempre y cuando se disculpara con Mercedes Aranda. Todo facilidades.
Pero el alcalde ha decidido terminar con el show. Ha durado 5 días y ha tenido en tensión a todo aficionado al pressing catch mediático, pero han pasado dos días y no hay respuesta ni entrevista a Gallardón. Ahora sólo cabe esperar a la justicia.
Si es que en este medio las palabras no se las lleva el viento, querido Fede.
Inicio