<Versión 0.8>
Escrito a lápiz
Usted pensará que malgasto mi tiempo.

27 junio 2006

Alemania '06 IV. Una de romanos

Dicen que Italia siempre cae en penaltis, algo incomprensible teniendo en cuenta que se cierran atrás, que apuestan por el pelotazo largo y el a ver si de un contraataque raro sacamos el gol de la victoria y que, fieles a su estilo, es una máxima que se aplica no importa el rival. Que te enfrentas a Francia en su casa (en Corea no tuvieron ni ocasión de llegar a penaltis), pues te cambias el color de la camiseta, te encierras en tu área y te dedicas a lazar balones imposibles a Vieri. Luego llegan los penaltis, pierdes y te cabreas porque a Italia siempre la eliminan en penaltis, fíjate, que siempre terminamos allí, algo incompresible en un partido abierto y lleno de goles. Que luego te enfrentas a Australia a miles de kilómetros de su casa, donde sólo saben surfear, pues te dejas el color de la camiseta, te encierras en tu área y te dedicas a lanzar balones imposibles a Totti, eso sí, a partir de la mitad de la segunda parte que es cuando lo sacamos al campo, porque oye, total, para que el hombre se mate a correr para nada, casi mejor lo sacamos a mitad partido. Y en estas estábamos, siguiendo el guión a la perfección cuando apareció el factor español en el campo. Australia jugaba como si le gustara, Italia encerrada en su área esperando, un guión perfecto, todo el mundo esperando lo inevitable: los penaltis que eliminaran a Italia y dieran la sorpresa. Pero allí estaba Medina Cantalejo que, sabedor del destino del equipo español (hoy a casa, jugando brillantemente sin marcar, perdiendo por la mínima y, por supuesto, de manera injusta) quiso dejarlo claro, en 2010 nadie se acordará, pero los españoles también estuvimos en el Mundial ’06. En el minuto ’93, con el público pidiendo otra cerveza para aguantar los 30 minutos protocolarios que separaban de los penaltis, en un despiste de todos, ¡ehp!, ¡penalti árbitro!, ¡penalti y expulsión!... el único hombre en Kaiserslautern que no vio cómo Grosso se dejaba la cadera virando a su derecha a fin de poder encontrar en su camino el cuerpo del australiano, pobre hombre, que había intentado cortar el balón pero ni siquiera lo había conseguido. Gol en el último momento, Hidding a casa esta vez en octavos.



Y hoy jugamos nosotros, España, contra los galos. Y nos pita un italiano, que nos la debe desde ayer, aunque tener a un italiano de socio nunca fue buena idea, que le pregunten a los alemanes, y ganaremos,
claro, claro. (¿alguien que le parta las piernas a Henry antes del partido?)

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